ARTE ¿SI O NO?

Nunca me imaginé en un evento de moda. Siempre he tenido muchos prejuicios al respecto, me parecía un mundo vacío y superficial, bastante contrario a mi profesión.

Quizá me animé a ir porque me encuentro en una etapa donde, sin renegar de mi profesión y mis pasiones, huyo un poco de la endogamia de la industria de la música clásica y del juego sucio de la misma. Pero no me separo para desaparecer, desaparezco, o hago como que desaparezco, para oxigenarme, que siempre es enriquecedor.

Junto a mi amiga, compañera y gran pianista Ariadna Castellanos, tuve el placer de disfrutar de una nueva experiencia. Un desfile en la Mercedes Benz Fashion Week.

Según la RAE y sus dos primeras acepciones de la palabra ARTE, con su uso nos referimos a la capacidad, habilidad para hacer algo o a una manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.

Quizá en la primera podamos meter la moda, pero la segunda está bastante bien delimitada. Eso sí, ayer fue una de las palabras que más escuché durante la larga espera hasta pasar al desfile (por los pelos, ¡menuda desorganización!)

Y yo me pregunto, ¿la moda es arte? Pues como el arte es subjetivo, diré que sí y que no.

Empezaré por el no. No, porque todo el mundo de la sociedad actual se viste. Usa la moda, con criterios, como algo habitual de su día a día. Bien o mal, de negro, blanco o multicolor, con ropas raídas o a estrenar, el ir vestido, da igual cómo, no me parece una manifestación artística en sí.

Sí, porque cuando te asomas a la haut-couture a través de los numerosos medios que tenemos a nuestro alcance (app, web, revistas, muppis publicitarios…) disfrutas de otra manifestación artística con múltiples colores, tejidos, cortes. Que guste o no depende del que observa, y para mi Ion Fiz, fue una grata sorpresa.

En su desfile me demostró que esa necesidad básica (quizás fuera de mi alcance) no está reñida con el buen gusto, que la moda de pasarela no son solo formas geométricas dispares, colores chirriantes, o incluso a veces mamarrachadas del siglo XXI. Puede ser elegante, sutil o atrevida sin romper con el día a día de quien se viste.

Esta manifestación de arte que duró unos 20 minutos, se llevó a cabo encima de una pasarela donde huevos decorativos  conquistaban el escenario, donde antes de comenzar ver desfilar a esas chicas, (la mayoría de ellas casi esqueléticas con andares deformados y poco coordinados -para mí eso sí que estropea esta manifestación artística-), escuchábamos un dialogo entre una mujer y hombre franceses, y más tarde entendí por qué. La colección impecable Fiz nos traía de vuelva la moda de los 60s franceses con lanas, sedas, y otros tejidos y colores crema, ocres, rosas, verdes con destellos dorados.

La inspiración de esta colección tan parisina fue el filme de Luis Buñuel, ‘Belle de Jour’, y su protagonista, Severine (personaje encarnado por Catherine Deneuve), un estilo chic aburguesado que disipó, al menos un poquito, mis prejuicios del frío mundo de la moda.

Nunca digas nunca, pues de toda experiencia se aprende algo.

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