La estimulación musical desde edades tempranas es algo fundamental. Menuda obviedad acabo de escribir, pero ¿pensamos realmente en los beneficios que esto tiene?
Si me lees y eres músico profesional, despégate por un momento de esa profesionalidad y piensa:
- ¿Cómo podemos inculcar esa escucha consciente de música en los más pequeños?
- ¿Cuáles son los entornos más idóneos para iniciar esa relación con la música?
- ¿Crearemos así nuestro público del futuro?
Si eres uno de mis fieles seguidores, sabrás cuales son mis respuestas y cuál es mi leitmotiv como profesional de la música: la incubación de públicos [Aquí te dejo un artículo para refrescar ideas]
La entrega que comparto hoy en esta serie de Divulgadores Incubadora es muy interesante, habla de esa estimulación musical en los más pequeños.
Antes de que te adentres en ella, te voy a contar porqué elegí a María Suberviola, creadora de Musas y Fusas.

Conocí a María en 2004. Ambas acudimos como alumnas a las clases que se impartían en el Festival Internacional de Música de Mendigorría. Mi recuerdo de esos es maravilloso (ya sabéis que los cursillos de verano siempre traen muchas aventuras). María era una pianista talentosa y trabajadora. La recuerdo como una de las mejores y tanto es así que, siempre que podía, me colaba para escuchar sus clases. Su sensibilidad era muy especial y así lo recordaré siempre.
Los caminos se separan pero Marck Zuckerberg los volvió a juntar a golpe de click. Cuando me reencontré virtualmente con María, me percaté de que, al igual que muchas de nosotras, comenzó a explorar otros caminos profesionales. Eso sí, siempre con la misma finalidad: que la música siguiese formando parte de su vida, pero también de las vidas de los de su entorno.
Y ahora dejo de escribir y te dejo con María Suberviola de Musas y Fusas.
MARÍA SUBERVIOLA Y EL ARTE DE CONTAR CON MÚSICA
Juana: ¿Cómo, cuándo y por qué empieza tu relación con la música?
María: Mi relación con la música empieza desde muy muy pequeña. Mi padre siempre ha sido un melómano empedernido, con una discografía de música clásica enorme, siempre escuchando sinfonías (Beethoven siempre fue su compositor preferido), silbando pasajes míticos, yendo a los todos ciclos de conciertos y eventos musicales de Pamplona, mi ciudad. Así que crecí rodeada de música. Y las tardes de mi más temprana infancia las recuerdo sentada en el sofá junto a mi padre, escuchando música e inventándonos historias.
Teníamos un piano en casa y pronto comencé con clases de música. Pero ahí sufrí una desconexión entre gozar con la música (junto a mi padre) y en cierta manera, sufrirla. Sufrirla por no entenderla, por despojarse de casi todo su significado, por comenzar a ser ajena a mí.
Con 14 años ese significado y esa conexión con mi “yo” volvió con una fuerza arrolladora. Y volvió para quedarse. Ahí decidí que quería dedicarme profesionalmente a la música, en cuerpo y alma.
Desde el conocimiento provocaremos curiosidad, desde la curiosidad, el involucramiento y desde éste, el amor y la participación.
J: ¿Cómo, cuándo y por qué empieza tu relación con la divulgación?
M: Sinceramente, el comienzo no fue consciente. Pero sí que siempre ha sido muy importante para mí estar conectada a lo que hago, comprenderlo para quererlo, para amarlo. Ha sido muy importante conocer, indagar, saber, para querer más. Por lo tanto, no concibo otra manera de acercar la música a las personas que desde ahí. Creo que el principal problema de la música académica y su desconexión con el público infantil y joven es la desvinculación. Se trata de arte alejado de la población, y alejado de muchas maneras. No necesariamente de precio (actualmente es más caro asistir a un partido de fútbol o a un concierto de una superestrella del pop que a un concierto de música clásica), sino algo más actitudinal.
Desde el conocimiento provocaremos curiosidad, desde la curiosidad, el involucramiento y desde éste, el amor y la participación.
Mis propuestas profesionales, sean las que sean, pasan por esta reflexión e invitan al público, por menudo que sea , a una experiencia en primera persona y a una sensación de sentirse capaces musicalmente hablando.
J: ¿Qué beneficios te reporta vincular la música con la divulgación como profesional en activo?
M: Sin duda el beneficio es para todos y todas. Para el arte, para la perpetuación de la música académica, para la preservación del Patrimonio musical, para una sociedad más culta, más reflexiva, más creativa, más feliz, más crítica, y por tanto menos manipulable. Y por supuesto, para la creación de un mundo más sensible, más amable, más bello.
J: ¿Qué beneficios reporta a tus seguidores, oyentes y colegas que un intérprete de formación y profesión divulgue sobre clásica?
M: Sin duda es una manera de hacerla accesible, de que las personas pierdan miedo. A mí siempre me gusta decir que no es necesario ser un sublime chef para poder saborear y apreciar el mejor de los manjares. Los chefs, a la cocina. Y los demás, a la mesa. Con la música pasa igual, pero hemos llegado a creer que la música clásica es para unos pocos privilegiados, eruditos, con muchos estudios (y muchas veces muy serios). Cuántas veces hemos visto en las butacas de un auditorio reprender con la mirada a una persona que aplaude entre movimientos. Quizás revisar ciertas normas y convenciones del concierto clásico no vendría mal. Pero por supuesto, divulgar, divulgar y divulgar.
Gracias, María, por tu generosidad, por tu trabajo y por tu talento. Con tus palabras inspiras.Que con la música y desde donde sea, sigas creando esas conexiones tan maravillosas.
